Como sabemos el pH de la piel es de
aproximadamente 5,5. Este valor, ligeramente ácido, se considera “de denfensa” y proviene de la capa de lipídica (grasa) de la piel.
El organismo humano contiene un 70%
de contenido acuoso. De este porcentaje, el 20%-40% se encuentra en una de las capas de la piel conocida como dermis.
Al igual que la piel del rostro, el
resto de la piel sufre un proceso de regeneración, caracterizado por la formación de grasas (que retiene el agua) y proteínas estructurales. Tras este proceso la piel queda hidratada y
unida. Los lípidos que nos encontramos en la piel son los ácidos grasos esenciales (omega 3 y omega 6), ceramidas y colesterol. Además, la proteína estructural más abundante es la
filagrina.
Cualquier alteración en este
proceso de renovación es lo que hace que la piel se vuelva frágil y comiencen las patologías.
Y haciendo alusión al libro de
Susana Córdoba “En la memoria de la piel ”, diré que tu cuerpo es tu compañero, lo sabe todo porque guarda todas tus emociones y recuerdos. Todos.